Dado el asombro que genera la inconmensurable capacidad de la mente humana, la comunidad científico-académica ha emprendido la tarea de crear algo que reproduzca algunas de sus intrínsecas cualidades, desarrollo enmarcado en lo denominado Inteligencia Artificial IA. Este nuevo campo de la ciencia donde converge la informática, electrónica, matemática, etc., promete una gran revolución en las grandes esferas de la economía, sin embargo, la sola apuesta por esta idea ya ha generado importantes dinámicas de inversión en el globo.
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Una muestra de lo que ha significado la apuesta por el desarrollo de la IA son inversiones de gran magnitud en la última década; como ejemplo de caso, basta con citar la fundación de OpenAI en 2015 con una inversión de mil millones de USD, que si bien inició como una organización non-profit garante de que el desarrollo e implementación de la IA se traduzca en resultados positivos a la humanidad, parece ir modificando su marcha con el tiempo.
Es esquema bajo el cual fue creado OpenAI abrió las puertas a inversionistas importantes del sector informático y entre ellos a uno muy importante: Microsoft. Esta empresa ha colaborado de diversas formas para que el proyecto OpenAI sea una realidad; en 2019 invirtió mil millones de dólares y se espera que el presente año una nueva inversión ascienda hasta los 10mil millones de USD, todo ello en suma a la utilización de infraestructura, por supuesto todo ello con una contraprestación, la exclusividad en su asociación comercial.
A pesar de que son muchas las investigaciones avanzadas por OpenAI, hay una en especial que ha despertado el interés generalizado y es la referente al prototipo de chatbot ChatGPT4 cuya cantidad de parámetros es de nada menos que 100 billones de parámetros, cantidad extremadamente grande en contraste a su versión anterior que ya deslumbraba con alrededor de 175.000 millones.
Un aspecto a destacar es la preocupación subyacente del aparente cambio de propósito de OpenAi al haberse fundado con el propósito de proteger a la humanidad del efecto en la implementación de la IA acogiendo para ello un esquema non-profit que luego mudaría a un modelo de beneficios limitados con un límite que pone en consideración la validez de sus principios no lucrativos pues establecen que los rendimientos para nuestra primera ronda de inversionistas tienen un tope de 100 veces su inversión.
Así, el panorama que se tiene es una empresa que ha captado la atención del mundo generando cierta incertidumbre, pero a la vez manteniendo la expectativa de seguir su objetivo inicial y hacer la IA segura para los humanos; de otro lado se tiene un inversionista que ha apostado a este proyecto cuidándose de tomar la mejor decisión financiera en cada etapa del proceso.
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